dijous, 6 de maig del 2010

El huevo mágico


 

Había una vez un niño llamado Brian que estaba de vacaciones de verano con su familia en la playa: Su hermano Fran, su madre y su padre. Brian como era muy curioso había ido un poco lejos de la playa, entonces encontró una cueva con estalactitas, en una de ellas vio algo brillante que resulto ser un huevo reluciente y brillante. Brian dijo:

- Bueno lo voy a coger, menos mal que me he traído una bolsa.

Cuando llego a la playa, su madre le preguntó que tenía en la bolsa.

Él, le contestó que sólo llevaba conchas para coleccionar.

Su hermano le preguntó lo mismo cuando paso por su lado, él le contesto lo mismo que contestó a su madre, y salió corriendo hacía su habitación para ver mas atentamente su tesoro.

Su hermano lo siguió y le obligó a abrir la bolsa. Él la abrió y vio con sorpresa que sólo era una piedra moteada, pero no dijo nada, su hermano lo dejó mientras pensaba que aquella piedra no tenia ningún valor, y que no sabia por qué su hermano Brian le daba tanta importancia a una simple piedra.

Una vez sólo en su habitación Brian guardo la piedra debajo de su cama, y salió a merendar.

Mientras merendaban los niños, alguien se acercó a la ventana de la habitación de Brian, alguien que había estado todo el día siguiendo los pasos del niño desde que salió de la cueva.

Cuando estaba abriendo la ventana para entrar, oyó como se abría la puerta de la habitación y alguien entraba, así que decidió alejarse de allí.

Brian entró en la habitación y sacó la bolsa de debajo de la cama la abrió y para su sorpresa era otra vez un huevo reluciente y brillante que hacia de su habitación un lugar especial y mágico.

Mientras tanto el espía iba hacia su guarida donde le esperaba su jefe llamado el gran X-roja, que le preguntó donde estaba el huevo mágico, pero él sólo le pudo contestar que alguien lo había recogido antes y que ya no estaba en el lugar donde él le había dicho, pero no le dijo que había visto a un niño salir de la cueva con él, pues pensaba que sería fácil recuperarlo.

Aquella noche Brian durmió con el huevo bajo su almohada dándole calor. A la mañana siguiente lo que Brian encontró no fue su huevo, sino un fabuloso dragón en miniatura, Brian se quedo con la boca abierta sin poder decir palabra. El pequeño dragón era de color rojo brillante y lleno de escamas desde su hocico hasta su cola con un pequeño cuerno en forma de pirámide que le salía de su cabeza, sus alitas era parecidas a la de los murciélagos, acabadas en unas pequeñas garras.

Brian estaba muy contento porque ahora tenía la mascota que nunca pudo tener.

- ¿Qué comerían los dragones? Se preguntaba Brian, no tenia ni idea.

Pasaron los días y las vacaciones de verano se acabaron y Dragón que así le llamaba Brian se convirtió en un enorme dragonazo.

Brian volvía una tarde de la escuela cuando alguien le siguió al paso con malas intenciones. Era X-roja que le advirtió que si no le devolvía el huevo lo pasaría mal. De pronto una sombra oscureció a las dos figuras, era Dragón que tenia un sexto sentido y notó que algo no iba bien, X-roja no podía creerlo pues aunque no veía nada más que una sombra, sintió el peligro y huyo dejando a Brian y Dragón en paz para siempre.